EL SUEÑO (O PESADILLA) DE EUROPA

descargaEn una de las primeras escenas de «Gladiator» de Ridley Scott, cinta que en el año 2001 obtuvo cinco Oscar de Hollywood, incluido el de mejor película, se recrea una conversación entre el emperador Marco Aurelio y un general de su ejército. En un momento determinado, el caudillo romano dice literalmente: «Una vez hubo un sueño llamado Roma. Sólo podías susurrarlo. A nada que levantaras la voz, se desvanecía. Tal era su fragilidad. Y ahora temo que no sobreviva al invierno». No puedo evitar rememorar dichas palabras en estos días en los que se habla del futuro de la Unión Europea tras sufrir los ataques de los mercados financieros, después de padecer los perjuicios producidos por las administraciones derrochadoras de algunos gobiernos y todo ello ante un grupo de líderes que no logran ponerse de acuerdo. ¿Es también la Unión Europea un sueño frágil como lo era la Roma de Marco Aurelio?

De entrada, deberíamos preguntarnos qué es la U.E. o, al menos, qué queremos que sea, porque tengo la impresión de que el concepto se pierde en una especie de triángulo de las Bermudas cuyos tres lados estarían representados en primer lugar por lo que sus tratados fundacionales dicen que es, en segundo término por lo que en las cumbres internacionales sus mandatarios pretenden que sea y, finalmente, por lo que realmente es para cada uno de sus Estados de puertas adentro. Formalmente no se trata de una federación cuyos miembros hayan cedido su soberanía a un ente superior pero, en la práctica, parece que desde Bruselas se pretende que funcione como tal, imponiendo no sólo normas sino también políticas monetarias, fiscales, financieras y de otra índole. Al mismo tiempo, algunos Estados tan pronto miran a sus socios implorando ayudas como sacan a pasear su condición de intacta soberanía para resistirse sin éxito a las órdenes que les dictan desde otros países.

¿Qué es la Unión Europea? ¿Qué queremos que sea? ¿Vamos decididamente hacia una Federación de Estados o seguimos jugando a que somos otra cosa que nadie sabe definir muy bien? Estamos en un momento en el que, ya que se habla de modificar los tratados, podemos empezar a llamar a las cosas por su nombre y dejarnos de etiquetas confusas. Si queremos seguir recorriendo el camino que hemos empezado a andar en el Viejo Continente, debemos reconocer que el mito de la soberanía nacional está ahora mismo junto con otras leyendas como “La Atlántida” o, si se quiere ser más localista, como “San Borondón” y que, actualmente, es solo eso, una ilusión que, si se quiere ser realista, debemos dejar aparcada en pos de la construcción real de Europa, cediendo la toma de decisiones trascendentes fuera de nuestras fronteras, a otros órganos que representen al poder soberano del pueblo, aunque quizá ya no sea el pueblo español, francés o italiano, sino el pueblo europeo como nuevo soberano.

Con una moneda común, con idéntica política fiscal y monetaria, con un margen de déficit que nos viene impuesto y con unos compromisos cada vez más exigentes, aquella idea del Estado soberano que se explicaba en las Universidades ha quedado obsoleta. Y lo mismo ocurre con este modelo actual de organización que ni es una Federación ni es una mera Unión de Estados. Así pues, sería conveniente saber de una vez por todas qué queremos hacer con Europa. Para que ese sueño frágil que es ahora no se convierta en una pesadilla.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de privacidad, pinche el enlace para mayor información.PRIVACIDAD

ACEPTAR
Aviso de cookies